El verano se ha alargado bastante y, por supuesto, siempre queda la esperanza de que dure un poco más. Pero a pesar del sol y el calor, es momento de prepararse para el frío, la lluvia y, a veces lo más molesto de todo, el viento.
Los caballos tienen una gran capacidad para soportar el frío e incluso la lluvia, siempre que el pelaje se haya adaptado a la estación, es decir, que no haya sido recortado. Sin embargo, cuando el frío y la lluvia o la nieve se combinan con viento, incluso el pelaje natural puede necesitar la ayuda de una manta.
Un caballo esquilado necesita siempre una manta de exterior adecuada al clima y a la temperatura cuando llega el otoño. Este caballo no cuenta con las capas naturales que protegen contra el viento y la humedad.
Un detalle importante a tener en cuenta durante los próximos meses es cómo manejar el sudor después del trabajo en relación con las mantas.
Un caballo sudado debe tener tiempo para secarse antes de ponerle una manta de cuadra o una manta de exterior. El caballo necesita tiempo para “enfriarse”.
Un caballo sin esquilar necesita lógicamente más tiempo que uno esquilado, pero ambos sudan después del ejercicio, y esto es importante considerarlo. Si un caballo suda bajo una manta de exterior mientras llueve o nieva, la humedad permanecerá bajo la manta. Esto ocurre porque la capa exterior de la manta se sella para resistir la lluvia, lo que limita la transpirabilidad. En consecuencia, el caballo acabará mojado bajo la manta. La transpirabilidad se restablece una vez que cesa la precipitación.
Es una época complicada, especialmente al inicio del otoño, cuando las mañanas son frías y los días aún pueden parecer veraniegos. No todos tienen la posibilidad de cambiar la manta durante el día. Una ventaja puede ser dar de comer a los caballos en el prado por la mañana, ya que la comida les ayuda a mantenerse calientes, y con una manta de exterior más ligera el día no se vuelve demasiado caluroso.
Para mí es importante que los caballos tengan mantas de exterior que se ajusten bien – para los momentos de juego y movimiento – y que además sean impermeables, de modo que mis caballos puedan estar fuera durante todo el día.
